Se trata de una estrategia que tiene como objetivo someter a las personas, de forma que el individuo pierda la capacidad de tomar decisiones por sí mismo, se vuelva dependiente y conformista. Con estas prácticas se trata a la persona como un objeto para manipular y usar, en lugar de como a un individuo cuya mente e identidad hay que respetar.

Las estrategias de abuso psicológico limitan la libertad de las personas, por medio de engaños, control, coacción, presión o coerción. Estos grupos tratan de aislar al individuo de sus amistades, controlar sus relaciones afectivas, manipular los sentimientos de culpa, amenazarles, humillarles o, también, denigrar el pensamiento crítico. Estas prácticas no tienen nada de mágico o esotérico, también son utilizadas en otros contextos, aunque con menor frecuencia e intensidad. Se asemejan, por ejemplo, a las dinámicas estudiadas en casos de violencia en la pareja o acoso escolar. Concretamente, existen ciertos paralelismos entre el abuso que se da en entornos laborales (o mobbing), el abuso dentro de la pareja y el abuso que se da en los grupos manipulativos, como son las sectas coercitivas. En los tres contextos se pretende aislar a la persona, se interviene en las posibles variables de su entorno inmediato y, además, está presente el abuso emocional. Es especialmente notable la similud de estrategias de abuso utilizadas tanto en los grupos manipulativos como en las relaciones violentas de pareja. Si no disponemos de la información necesaria, a menudo son prácticas tan sutiles que pasan desapercibidas. Por eso es necesario y conveniente tener un mínimo de conocimientos.