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Orientaciones para acudir a terapia

14 de marzo de 2022 | Por Elena Sánchez-Miel

En nuestra cultura existen pocos referentes sobre lo que es una psicoterapia. Por eso, es normal que, como pacientes, afrontemos con cierta ansiedad la posibilidad de acudir al psicólogo. Cuando vamos al médico, tenemos esquemas disponibles de lo que hay que hacer; lo hemos visto desde pequeños y lo hemos hecho muchas veces. Pero, ¿qué pasa con ir al psicólogo? ¿Cómo hay que actuar? ¿Qué podemos esperar? Pocas veces se muestra una sesión de psicoterapia en una película o en un libro y, aún así, habitualmente, se crean expectativas poco realistas. Como esa imagen mítica del paciente tumbado en el diván mientras el psicólogo navega entre recuerdos excesivamente turbios, haciendo (casi podríamos decir) puras “adivinaciones” basadas, supuestamente, en el inconsciente del paciente. Los psicólogos no adivinan, los psicólogos se basan en hechos, en conductas. Las analizan construyendo cadenas de condicionamiento, por ejemplo, para explicar aprendizajes.

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EL PACIENTE: ¿Quién acude a terapia?

Aquellas personas que tienen alguna dificultad, malestar o trastorno, que es lo bastante importante en sus vidas como para querer cambiarlo. Previamente, es habitual haber tratado de solucionar la situación por otros medios, hablando con amigos, por ejemplo. 

 

Algunos ejemplos de problemas tratados por psicólogos pueden ser: trastornos clínicos como depresión, ansiedad, trastorno por déficit de atención e hiperactividad, trastorno obsesivo compulsivo, trastorno de la conducta alimentaria (anorexia, bulimia...), adicciones, alcoholismo, etc. El psicólogo también puede tratar problemas adaptativos, problemas de pareja, problemas de asertividad, etc. Realmente, la lista es muy larga, esto son solo algunos ejemplos. 

“El proceso de la terapia se diseña no para cambiar a los pacientes sino para ayudar a los pacientes a que se cambien a sí mismos” (Strupp y Butler, 1990).

No existe una varita mágica. El psicólogo no va a darle a su paciente la solución como el médico da la pastilla para curar el catarro. Aquí la solución no va estar en una receta y, aunque a veces los psicofármacos puedan ayudar, en la mayor parte de los casos resulta imprescindible, además, el tratamiento psicológico.

Para acudir a la consulta de un psicólogo, la persona tiene que poder admitir que ella sola no puede solucionar su problema, que necesita ayuda, lo que la coloca en el lugar contrario a lo que se quiere conseguir con la terapia: incrementar el sentimiento de competencia personal. Sin embargo, esto es necesario para iniciar el proceso psicoterapéutico.

Sesión de psicólogo

Hay personas que no quieren acudir a terapia porque lo interpretan como un  “fracaso personal”. Sienten como si, pedir ayuda, destruyese en exceso su autoimagen. Por eso a veces resulta difícil ir al psicólogo y reconocer que tienes un problema que tú solo no puedes afrontar.  

EL PSICÓLOGO: ¿Cuál es su papel?

El psicólogo clínico es una persona que, actualmente en España, cuenta con al menos seis años de formación universitaria, basada en la psicología científica. Durante estos años, el futuro psicólogo es instruido en una serie de conocimientos (procesos de aprendizaje, personalidad, memoria, percepción, lenguaje, psicopatología, pensamiento, psicología social, desarrollo evolutivo, estadística o psicometría). El objetivo de todo esto es tener una base sólida sobre la que poder trabajar.

En realidad, hay que tener en cuenta que el rol social del psicoterapeuta es muy antiguo, pero la profesión de psicoterapeuta es muy reciente, en el sentido de que no ha sido hasta mediados del siglo pasado cuando se inició la institucionalización de dicha profesión. 

Uno de los elementos más importantes de toda psicoterapia es la relación que se establece entre el psicólogo y el paciente. Se trata de una relación profesional, asimétrica, con carácter retributivo y con una estructura específica. Esto es importante y lo diferencia de otro tipo de relaciones que podamos tener. El psicólogo no tiene una actitud sacrificada y altruista hacia el paciente (eso podría generar un sentimiento de deuda). El psicólogo ayuda al paciente, se centra en sus necesidades y, por eso, se le retribuye. 

Hay personas a las que les resulta "incómodo" pensar en pagar a una persona para que “simplemente" escuche sus problemas. Más de una vez he oído comentarios del tipo: "es como un amigo, pero de pago". Sin embargo, esto denota un profundo desconocimiento sobre la profesión. Para empezar, el psicólogo evalúa, establece hipótesis y diseña un plan de intervención y tratamiento. El psicólogo es un profesional altamente cualificado que, además de escuchar, lleva años consumiendo tiempo y dinero en formación específica para estar a la altura de la ayuda que, hoy en día, necesitas. Resulta muy noble por su parte haber dedicado su vida a estudiar soluciones a problemas como los tuyos y dedicar sus días a sentarse frente a otras personas y pasar horas planteando posibles soluciones basadas en lo que científicamente está probado que funciona. 

Es importante que exista una buena alianza terapéutica entre el paciente y el psicólogo. Si el vínculo que se crea entre ambos es positivo, fuerte y basado en la confianza y el respeto, beneficiará mucho al paciente. Hay estudios que sugieren que esta relación es la base de todo lo demás.

Hay un consenso generalizado a recomendar que psicólogo y paciente no mantengan ningún otro tipo de relación fuera de la terapia. Así mismo, se recomienda que el psicólogo no trate a personas con las que ya tenga una relación previa (familiares, amigos, etc.). Hay que evitar las llamadas "relaciones duales". Estos son detalles que vienen especificados en el código deontológico del psicólogo y que todo buen profesional conoce. 

Por otro lado, hay que tener en cuenta que existen diferentes enfoques psicológicos. Cada profesional de la psicología parte de una base teórica concreta. Has de saber que, a día de hoy, los futuros profesionales de la psicología que se forman en las facultades más prestigiosas de España, estudian y trabajan desde el método de la psicología cognitivo-conductual, debido a su probada eficacia, eficiencia y efectividad. 

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Conclusión

No es infrecuente, hoy día, acudir a la consulta de un psicólogo clínico. Todos podemos tener algún problema que nos vemos incapaces de afrontar sin la ayuda de un profesional. No hace falta que sea un “trastorno mental”, puede ser simplemente un problema adaptativo, como cuando alguien se jubila y de pronto se siente perdido y sin metas en la vida, o como cuando uno siente una excesiva preocupación hacia algo, tiene un pensamiento recurrente que le hace daño, etc. Tener unas nociones básicas de qué hace un psicólogo puede ser de ayuda para reducir la incertidumbre que uno pueda sentir hacia el tema. Aunque, al existir gran varidad de enfoques terapéuticos, dependerá del profesional en cuestión la forma concreta de enfocar la terapia.

Referencias bibliográficas

Feixas, G., & Miró, M. G.(1993) Aproximaciones a la psicoterapia: una introducción a los tratamientos psicológicos.

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